La modificación de organismos ha estado ligada a la subsistencia y desarrollo del hombre. La posición activa del hombre frente a la naturaleza ha provocado su transformación con un fundamento ontogénico desde la esencia humana. La racionalidad inherente a la especie le confiere la capacidad de transformar la realidad. La condición transformadora del hombre y la relación que establece con otros organismos y la naturaleza en función de criterios sociales es eminentemente ontogénica y ha transitado desde una postura antropocéntrica hacia el ecocentrismo, guiada bajo una profunda reflexión bioética. Desde la perspectiva antropocéntrica implica una amplia manipulación de los organismos biológicos, en busca de la obtención de un beneficio directo o indirecto para el hombre; mientras que la visión ecocéntrica mantiene un respeto por la Naturaleza. La modificación genética de organismos busca cambios genéticos intencionados que se traduzcan en rasgos fenotípicos deseados por el hombre en aras del beneficio de la sociedad y la naturaleza.