HISTORIA Y LEGADO DE LA CULTURA CAÑARI

Autores/as

Priscila Ruíz Alvarado, Coordinadora del Campus Cañar; Diana Elizabeth Fárez Loja, Docente investigadora Campus Cañar; Magdalena Emilia Ordoñez Gavilanes, Docente investigadora Campus Cañar; Elio Lindon Rodríguez Almache, Docente investigador Campus Cañar; Marco Vinicio Vásquez, Investigador Universidad Nacional de Educación (UNAE); Rosa Ildaura Troya Vásquez, Investigadora Universidad Nacional de Educación (UNAE)

Palabras clave:

Cultura cañari, Historia, Legado, Identidad, Cosmovisión, Leyenda

Sinopsis

La América que hoy conocemos constituye una amalgama de culturas entrelazadas que responden al pasado y se proyectan al mañana. Somos fruto de errores y aciertos, por tanto, tenemos el derecho de buscar nuestro devenir, exigiendo el derecho ganado de ser respetados como pueblo, como cultura y como identidad multicolor.

Mas, para exigir ser entendidos, debemos, antes, entendernos nosotros. La historia que nos llega es, con frecuencia, un bonito relato de hechos sucesivos que responde al afán de ser comprendidos. No obstante, estos hechos requieren una reflexión, y no, únicamente, obligar al aprendiz a memorizar unas fechas, venerar unos nombres y repetir cánticos estructurados desde el poder.

Generalmente, se parte de premisas falsas, que al ser repetidas varias veces “asumen” la condición de verdad. Por ello, es fundamental conocer y  entender nuestro origen. Así, recordemos que la leyenda de las guacamayas forma parte de la mitología de nuestra tierra, contiene un mensaje de profundo contenido que, lamentablemente, ha sido simplificado y presentado como un elemento folclórico que debía dotar de colorido a las fiestas.

Lamentablemente, el tiempo nos ha usurpado demasiado; con la cruz y la ambición de aquellos mercaderes de la fe se pisoteó una cultura tan remota, los conquistadores se aprovecharon del apego irrestricto del pueblo cañari al sostenimiento equilibrado. Debido a que, este pueblo toma del entorno lo esencial para sobrevivir como individuo, como colectivo y como cultura; no se busca acumular y acumular los bienes físicos; los materiales preciosos tenían fines estrictamente rituales; se veneraba la tierra y los elementos de la Pachamama que posibilitan esa sobrevivencia; el Dios no castiga, más bien pone orden y equilibrio.

So pretexto de que los nativos eran ignorantes, porque no entendían de signos inventados en otras tierras, y salvajes, por no
respetar a un Dios que les era desconocido, expandieron su fe. Irrespetando los preceptos de ese hombre que accedió a la cruz
por las culpas de los demás, esclavizaron, violaron y saquearon todo lo construido, dentro de otros preceptos filosóficos. En
consecuencia, cubrieron con tierra y conceptos irrespetuosos todo el conocimiento de nuestro pueblo y lo mostraron como el
fruto de nada.

Por eso, resulta imprescindible recuperar lo perdido, con el fin único de conocernos como pueblo multicolor, que respeta la
vida en su forma íntegra y que ha sobrevivido a varias conquistas, heredero de una filosofía que valora al Inti, a la Quilla y al
Yaku; dueño de un futuro común, pero culpable de dudar de la identidad amalgamada entre la trenza de la culebra y la fe que
perdona para avanzar; un pueblo que no olvida y que busca en el pasado la energía para avanzar.

El mensaje de la Guacamaya debe escucharse como siempre, porque explica todos los tiempos. La Guacamaya entrelazada con
la Gran Boa grita su verdad en el Culebrillas de siempre. A pesar de haber perdido su nombre, raíz de lo existente, se muestra desafiante como el vivo escenario iconográfico del pueblo cañari.

Es así que este trabajo busca reivindicar una realidad latente: la Guacamaya brinda un mensaje de cambio y de razón de ser;
está ligada a todo un proceso filosófico, entendiendo por filosofía, la búsqueda de la verdad. Dicha realidad debe ser analizada
sin sujetarse a los principios de la filosofía occidental, por cuanto esta nada tiene de ello, puesto que la Guacamaya responde
a una filosofía natural, en la que los procesos se cumplen en la concreción de los hechos y su significancia se evalúa en función
de los resultados y aportes al bienestar del individuo, que es parte de un ser, de un gran ser universal y no, un ser aparte.

El hecho de que un pueblo busque su origen más allá de los hechos históricos y proponga una leyenda para explicarlo evidencia la profundidad de su razonamiento. De ahí que, la leyenda de las guacamayas constituya una evidencia del desarrollo cultural que alcanzó el pueblo cañari. Ojalá este trabajo sea leído sin prejuicios ni limitaciones. Lo nuestro, lo propio, es tan valioso como el patrimonio de cualquier otro pueblo. Aquí también existen titanes, héroes y malvados. La única diferencia es
que nos resulta más fácil entenderlo porque responde a nuestra realidad y enfrenta los esquemas mentales que nos esclavizan.

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Publicado

enero 10, 2025

Detalles sobre esta monografía

ISBN-13 (15)

978-9942-27-310-9